jueves, 5 de agosto de 2010

De Olvidadizo a Memorioso

Como ya lo había dicho en uno de los anteriores post, el olvido, que parece ser un enemigo público se disfraza a veces de cómplice. Todos hemos deseado alguna vez poder olvidar algo, evadirlo, esquivarlo, ponerlo en un rincón de la cabeza o del alma misma y nunca regresar a él, incluso hay quienes intentan borrar personas o situaciones de sus vidas, casi siempre en vano, porque como dice la canción "Ejercer el olvido por voluntad es imposible" 

Entonces ¿Cuándo es un aliado el esquivo olvido, que buscamos, generalmente, con el corazón hecho añicos? ¿Cúando, si entre más lo deseamos, más se aleja, entre más tratamos de borrar los recuerdos, más profundo es el vacio que nos provoca la memoria de eso que no tenemos ya?

El Olvido es un aliado cuando comprendemos que la memoria no es un enemigo, que los recuerdos son firmas en contratos vencidos, ya nada puede usted hacer con los recuerdos del hombre que amó y se fue, o de la mujer que nuca tuvo por miedo a develar sus sentimientos...  "Llorar sobre la leche derramada" es quedarse repasando los momentos felices que ya no se repetiran y darle -replay- a la canción que trae a su cabeza, como una plaga, un montón de pequeños instantes. Olvidar, no necesariamente es suprimir todo indicio de que algo o alguien sucedió, olvidar es lidiar con los recuerdos, que no hieran, que no amarguen, que sean más bien el motivo de una sonrisa nostalgica de vez en cuando. 

No hay fórmulas, ni dietas, ni recetas para olvidar, es cuestión de tiempo pero sobre todo de novedad, de nueva música, de nuevos lugares, de nuevos recuerdos, el olvido se volverá su aliado cuando usted consiga entender que para vivir es necesario recordar, pero también es necesario olvidar. Otra dualidad de la vida, compleja pero parte de ella, al fin y al cabo.