sábado, 19 de noviembre de 2011

Ensueño

Me desperté feliz y puse la almohada encima de la cabeza intentando (sin éxito) continuar el sueño del que acababa de salir: Él estaba ahí y me susurraba al oído que lo mejor de las espaldas largas era que en ellas cabían muchos besos. Lo repetía una y otra vez, y me miraba sonriendo con esa sonrisa lujuriosa que nunca le he visto pero que en el sueño le sentaba tan bien. 
No pasó nada más, nunca me dio los besos y es un hecho que nunca lo hará. No importa. Con la ensoñación me basta, me ha bastado todo este tiempo. 

martes, 20 de septiembre de 2011

Tú encima, yo abajo

Sentirse superior porque le gusta el Jazz y no la carrilera, o porque lee Borges en vez de Chopra, o porque le parece más rico el malbec que el merlot y claro, sentirse superior porque conoce la diferencia. También porque no cree en Dios, o porque cree en Él y al final la fe es un don que si no tenemos, nada más nos muestra cenizas donde hay una rosa; porque está actualizado con la política, la justicia, la reparación y las elecciones; o sea, en últimas, porque tiene fe pero en cosas menos divinas. Mirar a los otros con condescendencia porque prefiere los gatos y ellos los perros, o porque los perros son mejores, o porque tener mascotas es imposible puesto que "un ser vivo no puede poseer a otro"; sobresalir del vulgo porque conoce de música vieja -Colombiana, Inglesa, Rusa, eso es lo de menos; lo de más es saber de cosas que no todos sepan-, porque cede la silla en Transmilenio o porque se hace el dormido demostrando así su perspicacia. Estar por encima del promedio porque, ¡caray! mira mi extenso vocabulario y mi admirable sintaxis, y porque ser humanista es mejor que ser matemático y matemático es mejor que ser humanista: es que ninguna explicación se hace sólo de datos blandos. 

Mirarse al espejo con un poco de ira, supongo que a usted también le pasa, digo... No es que me pase a mí, yo soy superior y nunca me miro la panza como añorando que desapareciera, gusto de lo light, conozco los mejores restaurantes y voy al gimnasio. Habrá quien diga que eso me hace menos, que es mejor ser delgado porque la naturaleza así lo quiere, y gozar de un metabolismo rápido que combinado con el gusto por el deporte permite los excesos sin que hayan consecuencias ni en el cuerpo ni en la sangre. Yo no sé, lo que sí sé (y me hace mejor que ustedes, analfabetas de la ciencia de Hipocrática)  es que hay colesterol malo y colesterol bueno, y que el bueno se eleva consumiendo aceite de oliva y avocado, I mean aguacate... 

Y ahora que hablamos de consumir, eso siempre nos muestra al que queda encima, al que goza más. Siempre son mejores los jeans Levis que los Zingara, aunque los Zingara muestran lo poco que nos importan las marcas y lo profundos que somos. Profundos como quien compra libros que no lee y asiste a marchas que destruyen colegios y universidades para defender la educación. "-Hey, pero son vías de hecho. Ni modo". Decir "Vías de hecho" nos hace muy superiores, criticar a quienes dicen eso, más... Y ni se diga del poder que da criticar a quienes critican a los que dicen "vías de hecho". Eso sí que nos hace de los de arriba, de los que no pasan desapercibidos. 

Al final, usted siempre asume que lo que piensa o dice es una razón para quedar encima, cualquier detalle que lo diferencie es fundamento para estar en la parte de arriba del helado: ser la cereza del pastel lo vale todo. Sus pensamientos, sus juicios, su ropa, su formación, sus ojos, el bus que coge y cómo se comporta en él, si ya se enamoró o no; que los del otro sexo son lo peor, que usted ya maduró lo suficiente como para comprometerse. Hasta lo más pequeño y cotidiano lo hace superior a los demás, pero eso no vale nada: nunca ha valido nada. Usted se sigue mirando al espejo con el mismo hartazgo de siempre, odiándose por no hacer lo que se propone, por estar inmóvil frente a sus deseos.  Al final usted no es superior a nada, porque usted no importa y porque su vida es común y corriente, únicamente importa la gente que puede decirle a los otros lo triste de sus intentos por sentirse más y así sentirse menos, menos idiota por ser uno de ellos. 

domingo, 4 de septiembre de 2011

La procesión va por dentro



Todo es incompletud. Me hace falta una pieza y me niego a decirlo en voz alta, a nombrarla, a mostrarme sin esa pieza faltante. El mundo está acostumbrado a que uno diga que le falta amor, dinero, sexo, algo en lo que creer, todo eso es normal... También decir que se está incompleto lo es, pero mostrarse no, mostrar la incompletud es despertar lástima y ¿saben qué pasa? Que no hay nada más angustiante que despertar lástima.

Soy demasiado cobarde para admitirlo, la complejidad de este asunto me abisma. Mi vida muestra una normalidad peculiar, todo tan cotidiano, tan común. Todo parece estar en completo control, seguro que hasta me envidian, pero las cosas nunca son simples, o a veces sí, pero siempre recuerdo las que no lo son. Por eso está ésto en mi cabeza todo el tiempo, mientras tomo tinto, mientras pago el bus, en el espejo; siempre frente al espejo. Lo vivo con naturalidad, lo acepto como quien acepta una muerte, pero me resulta imposible escribirlo. Escribirlo es admitirlo, mostrarlo.
No sé ni me importa si es un mal común, no me haría sentir mejor compartir esta sensación con alguien, no me hace mejor escribirlo. A lo mejor todos estamos así, sin un pedazo y llenos de angustia de mostrarlo ¿Cómo saberlo?. La procesión va por dentro... El ruido, el miedo, la inseguridad: todo está adentro.

sábado, 20 de agosto de 2011

Estoy mordiendo un lápiz.


Estoy mordiendo un lápiz. Morder lápices es la mejor manera que se me ocurre ahora para canalizar el odio, la angustia, el miedo, incluso la tristeza - que es la base de todo lo anterior -. Me siento triste porque me ilusiono rápido, tengo ganas de ser un avestruz para esconder la cabeza y pasar desapercibida, ser invisible; no invisible como ya lo soy, sino verdaderamente invisible, poder llorar sin que nadie pregunte por qué o morder personas en vez de lápices sin que los otros me miren como se mira a las mujeres que muerden a los hombres sin otra pretensión más que sólo morderlos.

En inglés, cuando uno dice “Bite me” está mandando al otro al carajo, pero en español decir “muérdeme” es invitar a un juego de complicidad: Yo me la paso diciéndole “Bite me” a la vida, al amor, a todo. El lío es que mi lengua materna siempre prevalece y cuando digo “jódete y déjame sola” en inglés, lo que subyace es un murmullo de paz, un bonito imperativo. Muérdeme.

Me pregunto qué responderá la vida ante mi imperativo.                                                                                      (Y cuando digo “la vida”, me refiero a ti.)

domingo, 19 de junio de 2011

Extremos

Saltarse todo. Pasarse la vida encerrado, en silencio. No amar, no hablarte. Vivir una vida que no sea vida, no ir al mar, no mojarse, no verte, no soñar. Nunca tener sexo desenfrenado en el baño de un avión, nunca montarse en un avión. Saltarse todo, ir de la cuna a la tumba, sin emociones. No es tan grave. No contemplar las expectativas como posibilidades, no decepcionarse, no añorar, no desear. Nunca desear. No usar palabras malas, tampoco sucias. Evitar las conversaciones sucias. No tentar a otros. No enamorarse de un profesor, aprender mucho y nunca compartir lo que sabes. Jamás decepcionarte de tus amigos, porque no tienes unos. Odiar la poesía, temerle a las palabras. No ser nada. No estar triste, ni feliz. Saltarse los malos pasos, también los buenos. 

vivir en los tonos grises

Sentirlo todo. Arriesgar todo por alguien, cantar aunque no estés en la ducha, besar a desconocidos. Verte, soñarte y mojarme. Amarte, vivirte . Ir al mar, vivir en el mar. Tener sexo desenfrenado en un avión, viajar con las millas acumuladas. Llorar mucho, reír mucho. Es grave. Irse a la cama pensando en las múltiples posibilidades, en las conversaciones. Vivir en la expectativa. Desearte siempre. Decir necedades, hacerlas contigo. Evitar las conversaciones sucias que no terminen en folladas sucias. Tentar siempre, incluso cuando no se caiga en la tentación. Enamorarte de un profesor que te enseñe mucho y luego enseñarlo. Tener un amigo que nunca te decepcione. Leer poesía. Amar las palabras de manera tal que las ames en todos los idiomas. Salir a la calle a mirar a la gente, verla y sonreirle. Tenerle miedo a los ladrones pero no cambiarse de acera. No comprar ropa cara. Llorar sin instrucciones. No presumir de lo que estás haciendo ni de lo que estas siendo. Nunca ser el mismo, cambiar. Sentir mariposas en el estómago cuando ves a alguien que quisiste  y, saber que todavía lo quieres. Tomar vino, café, chocolate. Comer bien. Pelear. Hablar solo. No trabajar por dinero, amar lo que se hace. Vestirse de amarillo. Ser guapo sin serlo. Pasarse la lengua por los labios, miradas furtivas. Filosofar, mentir, filosofar de nuevo. Interpretar, encontrarle sentido a las cosas: Estar vacío y pretender llenarse. 



domingo, 5 de junio de 2011

W A R N I N G

Advertencia: Si estás leyendo esto, entonces esta advertencia es para ti. Cada palabra que leas de esta inservible y fina impresión es otro segundo perdido de tu vida. ¿No tienes otras cosas que hacer? ¿Tu vida es tan vacía que, de verdad, no puedes pensar en una mejor manera de gastar estos momentos? ¿O acaso estás tan impresionado con la autoridad que respetas y crees todo lo que afirma? ¿Lees todo lo que se supone que debes leer? ¿Piensas todo lo que debes pensar? ¿Compras todo lo que se te dice que debes querer? Sal de tu apartamento. Conoce a alguien del sexo opuesto. Para la masturbación y el consumo excesivo. Renuncia a tu trabajo. Empieza una pelea. Prueba que estás vivo. Si no reivindicas tu condición humana seras una estadística más. Ya estás advertido.

domingo, 8 de mayo de 2011

Todo miedo esconde un deseo



De posibilidades se vive o se muere.

martes, 3 de mayo de 2011



Debería estar leyendo. Luego de un día de tráfico, caminatas, taxistas burdos y lloviznas suaves, debería estar leyendo. Podría leer, podría ser una alumna ejemplar y terminar mis deberes. No perder el tiempo, sólo leer. Podría estar leyendo, pero no puedo. Para leer uno tiene que tener cierta concentración y concentración no tengo. Tengo una idea, una idea burda encerrada en el cráneo. ¿Se considera eso concentración? La idea no sale y cualquier cosa que piense me devuelve a ella. Tengo un poco de miedo, la idea gira tanto que ya me siento mareada. Puede que el vómito de la cabeza sean las lágrimas. ¡Cuidado, voy a vomitar! 

La idea no se quiere dejar moldear, se quita las palabras con que la visto y la organizo. Soy una idea desnuda merodeando dentro de mi. La idea tiene que ver con cómo me percibo, con las cosas que odio, con el mundo en que vivo. A ratos la siento en el oído y no sé si es un grito lejano o un susurro. La idea no me mira pero... ¿saben cómo se siente comunicarse únicamente por miradas? Así nos comunicamos mi idea y yo, aunque yo no me comunico con ella: Yo soy nada más un medio.   

La idea tiene que ver con el vacío y poniendo la cosa así, voy a guardar silencio para dejarme moldear por mi idea. 

sábado, 23 de abril de 2011

Yo ya no existo

Era alguien, o eso creo.
Tuve sueños, o aparente tenerlos
Pero de repente todo se torno tan insignificante como insoportable

martes, 19 de abril de 2011

Sistema internacional de unidades

Hay cosas que no se pueden traducir. Un poema, por ejemplo, es una de esas cosas que están tan cargadas de sentido y secreto que se vuelven borrosas cuando se trata de reconstruirlas para que otro las pueda interpretar: Traducir es eso, reconstruir. Otro buen ejemplo de cosas que no se pueden traducir es la distancia. O bueno, quizás sí... 

Hay distancias tan intraducibles como incomprensibles. Irónicamente la distancia se vuelve tiempo, por eso la pregunta de rigor es ¿cuánto tardaremos en llegar allí? y no "cuántos metros, leguas o estadios nos faltan", pero que uno exprese distancias en términos de tiempo no quiere decir que esa sea la forma a la que quiero aludir. Lo intraducible de la distancia está en las sensaciones. Hay quienes consiguen, con la cercanía como única herramienta, que las manos  empiecen a sudar, que la voz nos tiemble y que la sangre fluya con tal velocidad que nuestras mejillas (y no únicamente nuestras mejillas) se tornen profunda y calurosamente rojas. La persona que quieres, la persona que extrañas, el abrazo, el beso: la cercanía y la taquicardia están directamente relacionadas. Intraducible es también la sensación de vacío que hay cuando, a fuerza, se meten entre dos cuerpos kilómetros de carretera o millas de viaje tipo delta airlines...

Uno está lo suficientemente jodido con su vida, con lo que tiene cerca, como para sumarle la necesidad de reconstruir distancias, ¿no? Yo no creo que ni usted, ni nadie esté en condiciones de darse el lujo de amar o traducir distancias diferentes a esas que causan mariposas, pterodáctilos o qué se yo en el estómago, que sólo dejan de aletear con besos y miradas de complicidad. Ninguno quiere traducir distancias intrusas que parten relaciones y por el mismo camino, corazones.  Uno puede reconstruirlas, esas distancias, reconstruirlas en juegos, en palabras (vaya que puede reconstruirlas en palabras...) en fantasías ¿Pero sabe cuál es el problema? Que en el afán por reconstruirlas, uno termina destruyéndolas y se da cuenta de que tanto esfuerzo es en vano y que siempre hay alguien cerca que puede ahorrarle el trabajo de traducir toda esa añoranza dándole un par de besos. Por eso las relaciones mediadas por el sistema internacional de unidades no dan fruto, porque somos perezosos y nos gustan los besos, los besos reales. Cedemos ante la realidad, la realidad nos tiene jodidos. 


Jodido o no, cuando uno se mete en cosas trascendentales, hace falta tocar fondo para salirse de ellas, de otra manera las cosas están siempre en el aire, esperando sigilosamente el momento de rayarnos la cabeza, Y nada hay más trascendental que un deseo, no un capricho, sino el deseo. Por eso la gente insiste en mantener relaciones a distancia, para buscar el fondo, porque la espera es eso... profundidad. 

domingo, 17 de abril de 2011

Bluebird



There's a bluebird in my heart that
wants to get out
but I'm too tough for him,
I say, stay in there, I'm not going
to let anybody see
you.

there's a bluebird in my heart that
wants to get out
but I pur whiskey on him and inhale
cigarette smoke
and the whores and the bartenders
and the grocery clerks
never know that
he's
in there.

there's a bluebird in my heart that
wants to get out
but I'm too tough for him,
I say,
stay down, do you want to mess
me up?
you want to screw up the
works?
you want to blow my book sales in
Europe?

there's a bluebird in my heart that
wants to get out
but I'm too clever, I only let him out
at night sometimes
when everybody's asleep.
I say, I know that you're there,
so don't be
sad.
then I put him back,
but he's singing a little
in there, I haven't quite let him
die
and we sleep together like
that
with our
secret pact
and it's nice enough to
make a man
weep, but I don't
weep, do
you?



Charles Bukowski

domingo, 6 de marzo de 2011

La balada del café triste

En primer lugar, el amor es una experiencia común a dos personas. Pero el hecho de ser una experiencia común no quiere decir que sea una experiencia similar para las dos partes afectadas. Están el amante y el amado, y cada uno de ellos proviene de regiones distintas. Con mucha frecuencia, el amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante. No hay amante que no se dé cuenta de esto, con mayor o menor claridad; en el fondo, sabe que su amor es un amor solitario. Conoce entonces una soledad nueva y extraña, y ese conocimiento le hace sufrir. No le queda más remedio que una salida: alojar su amor en su corazón del mejor modo posible. Tiene que crearse un nuevo mundo interior, un mundo intenso, extraño y suficiente. Permítasenos añadir que este amante no ha de ser necesariamente un joven que ahorra para un anillo de boda, puede ser un hombre, una mujer, un niño, cualquier criatura humana sobre la tierra. 

Y el amado puede presentarse bajo cualquier forma. Las personas más inesperadas pueden ser un estímulo para el amor. Por ejemplo, un hombre que es ya abuelo que chochea, y sigue enamorado de una muchacha desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw, hace veinte años. Un predicador puede estar enamorado de una perdida. El amado podrá ser un traidor, un imbécil o un degenerado, y el amante ve sus defectos como todo el mundo, pero su amor no se altera lo más mínimo por eso. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor arrebatado, extravagante y bello como los lirios venenosos de las ciénagas. Un hombre bueno puede despertar una pasión violenta y baja, y en algún corazón puede nacer un cariño tierno y sencillo hacia un loco furioso. Es sólo el amante quien determina la valía y la cualidad de todo amor. 

Por esta razón, la mayoría preferimos amar a ser amados. Casi todas las personas quieren ser amantes. Y la verdad es que, en el fondo, convertirse en amados resulta algo intolerable para muchos. El amado teme y odia al amante y con razón; pues el amante está siempre queriendo desnudar al amado, aunque esta experiencia no le cause más que dolor.

Carson McCullers 

jueves, 17 de febrero de 2011

sábado, 12 de febrero de 2011

sábado, 5 de febrero de 2011

Pere Lachaise

How could you ever be happy whit a man who insist on treating you as thought you were a perfectly normal human being?

viernes, 4 de febrero de 2011

I take much pleasure in being alone
but there is also a strange warm grace in not being alone.
— Charles Bukowski

Glotta

... Digamos que hay palabras metálicas
que si caen desde cierta altura
pueden matar a una persona
y que hay palabras en forma de ceniza
que explotan como pólvora,
y que hay otras palabras que son flores
que se marchitan en un día
-como las de este verso de doble faz,
útil para floreros y promesas-
y que hay otras que se huelen y se tocan y se miran
y palabras detergente
y palabras perfume y que también está la palabra
silencio.


Darío Jaramillo Agudelo 
Fragmento de Otra arte poética una: La Palabra
Ver poema completo 

sábado, 15 de enero de 2011

hay que hacerle caso a la brisa



Yo era un objeto esperando a ser ceniza,
un día decidí hacerle caso a la brisa
A irme resbalando detrás de tu camisa...
No me convenció nadie, me convenció tu sonrisa

Sal


"Por el mar, que es un desierto resplandeciente y una cifra de cosas que no sabemos..." 
                                        JLB

jueves, 13 de enero de 2011

Nomeolvides

Yo estaba con un rictus, cuando senti deslizarse algo de uno de mis pechos. Y era un nomeolvides celeste, diminuto, que salió de adentro.Lo atrapé y se lo di. Él vaciló como si se tratara de un bombon chiquitito o una mosca de ala azulada. Pero al fin, lo comió. Y pidió otro.

Texto de compañía

Marosa di Giorgio

miércoles, 12 de enero de 2011

El fracaso es una especie de muerte



No sé si a ustedes les agrada el tema del fracaso, 
pero aquí se trata de eso;
que un día lejano perdí la fe en encontrar alguna certeza
y esto no me hace llorar ni siquiera cuando estoy borracho.

Ahora me mantiene vivo cierta curiosidad de ver cómo 
me pudro.

Dario Jaramillo Agudelo 

martes, 11 de enero de 2011

Entre la piel y el papel


(…) ¿cómo hacer para escribir si no es sobre lo que no se sabe, o lo que se sabe mal? Es acerca de esto, necesariamente, que imaginamos tener algo que decir. Sólo escribimos en la extremidad de nuestro saber y nuestra ignorancia, y que hace pasar el uno dentro de la otra. Sólo así nos decidimos a escribir. Colmar la ignorancia es postergar la escritura hasta mañana, o más bien volverla imposible. Tal vez la escritura mantenga con el silencio una relación mucho más amenazante que la que se dice mantiene con la muerte. (…)

Gilles Deleuze, Diferencia y Repetición, (PUF, 1968) Amorrortu, Buenos Aires 2002 p. 18

martes, 4 de enero de 2011

Alheña & Azúmbar




Cuando mi negra se desnuda queda completamente desnuda,
No como las blancas que aunque se desnuden 
siempre tienen algo que las cubre, aunque sea un concepto. 
Mi negra no tiene conceptos, ella nació y se crió desnuda, 
y por lo tanto no se puede vestir completamente 
porque mientras más se viste más desnuda queda.

Jaime Jaramillo Escobar
Fragmento de Alheña & Azúmbar 
Poemas de tierra caliente
1985

lunes, 3 de enero de 2011



Serú Girán - Seminare 
Las letras cumplen a veces la función de escondite, construyen un fuerte en el que puedo entrar y salir sin ser vista, cortan el sonido, amanecen el anochecer. Generalmente las uso como armas, las letras y las palabras me defienden o me libran, o me esconden. 
Aunque también hay ocasiones en las que salen como vómito, liberando la pesadez del alma o de la cabeza, ¿qué se yo? -tampoco me interesa- y se van, y me sueltan. Creo que es porque quizás el escondite que armo con ellas me va quedando chico, y me voy ahogando, me voy llenando de letras y de palabras, ¡qué miedo! creo que a veces también me lleno de certezas, ¡yo!. Yo que estoy hecha para el vacío. 

Los falsos placeres


En Cool memories, Jean Baudrillard exalta, como pienso tendrían que hacerlo muchos hombres, el hecho de que una mujer simule un orgasmo. En realidad nadie sabe qué cosa es un orgasmo excepto quien lo siente, o también los científicos que van de un lado a otro con su cinta métrica midiéndolo todo sin ningún pudor. Pero lo que hace Baudrillard es alentador porque destaca la actuación femenina en el teatro de la cama. ¿Quién reconoce a ese grado el esfuerzo histriónico de tantas mujeres anónimas? No sólo se entregan (la verdad es que ninguna mujer se entrega totalmente) a hombres torpes o anodinos, sino que además les ofrecen actuaciones espléndidas que suponen en ellas un talento nato. Simular el placer es un acto de cortesía casi tan generoso como donar órganos o quitarse el pan de la boca para ofrecérselo a un hambriento.
Por el contrario, tener un orgasmo real no guarda ninguna virtud ya que representa justamente lo esperado: es el resultado de una suma. No descubro ningún misterio en entrar a un restaurante, ordenar a la mesera una ensalada, esperar una ensalada y descubrir que al cabo de unos minutos aparece sobre mi mesa una ensalada. Lo extraordinario sería que en vez de ensalada apareciera de pronto una sopa de médula o un plato con insectos torturados. Entonces sí que la vida podría comenzar a ser interesante, un plato de insectos puede ser el principio de una dicha invaluable. Pienso que el placer no contiene en sí misterio o virtud, pero el simular placer, como toda buena actuación, linda con el arte, es decir con el estar sin estar. Todas las mujeres son artistas porque cuentan con el don de la desaparición, se escapan a voluntad y se vuelven núcleo, ensimismamiento, origen. No concibo un acto más sublime que el de estar sin estar pues, bien mirado, simular placer es lo más parecido a tenerlo.
Parece tan difícil encontrar el amor de tu vida cuando en realidad tienes muchas vidas, dice Baudrillard en sus breves memorias. Y este es nada menos que el lado contrario a la cara femenina de la moneda. No se puede tener un amor único porque dentro de cada uno de nosotros habitan varias personas con gustos o vidas diferentes e incluso opuestas. Simular que uno ha encontrado al amor de su vida es tan generoso, cortés e inteligente como simular un orgasmo ya que en ambos casos se actúa tratando de ofrecer un poco de verdad al otro. Y uno desaparece mientras ofrece ese poco de verdad, se concentra en sí mismo y se convierte en una especie de oquedad estelar. El constante escapismo que muestran estos actores (la que simula orgasmos y el enamorado fiel) en el drama humano es, en esencia, el semblante del vivir.
Yo sé que sonará a una tontería pero debemos tomar en cuenta que tener placer es en realidad y en última instancia no tenerlo. Vladimir Nabokov, en sus Habla memoria se pregunta como “combatir la absoluta degradación, el ridículo y el horror de haber llegado a tener una sensación y un pensamiento infinitos en el seno de una existencia finita”. Nosotros, hombres de carne y hueso, bultos jadeantes que apenas viviremos unas cuantas décadas, ¿qué derecho tenemos a hablar del infinito? Y, sin embargo, lo hacemos y nos conmovemos cuando hablamos de asuntos como el amor eterno o el placer intemporal. Y las palabras del autor de Lolita me remiten en seguida a la idea del deseo que no puede ser colmado porque en su insatisfacción radica su poder. Por eso es inteligente una mujer que simula tener placer. Ella sabe que simular es la única manera de obtenerlo, de invocar el infinito desde un cuerpo finito. Ahora bien: ¿cómo saber que una mujer simula placer? Es muy sencillo: ¡debemos darlo por sentado! Hay que ser muy vanidoso para considerar que uno puede causar placer, hay que ser un imbécil. Ella simula porque es inteligente, y hay que aceptarlo como lo hace Baudrillard en Cool memories pensando, seguramente, en las italianas.

Manga por hombro


Sancionar la inocencia del culpable,
desaprender el código aprendido,
quitarle la razón al razonable,
dormir con la mujer de su marido.
Almacenar sustancias inflamables,
cultivar el silencio y el ruido,
pintar de azul los días laborables,
exhumar las memorias del olvido.
Hacerle carantoñas a la suerte,
subir de tres en tres las escaleras,
repoblar con sirenas los pantanos.
Matar al cristo de la mala muerte,
bailar alrededor de las hogueras,
manga por hombro, como los gitanos. 

domingo, 2 de enero de 2011




Pero las oportunidades perdidas forman parte de la vida igual que las oportunidades aprovechadas, y una historia no puede detenerse en lo que pudo haber sido.
Paul Auster, “Fantasmas” en Trilogía de Nueva York