sábado, 15 de enero de 2011

hay que hacerle caso a la brisa



Yo era un objeto esperando a ser ceniza,
un día decidí hacerle caso a la brisa
A irme resbalando detrás de tu camisa...
No me convenció nadie, me convenció tu sonrisa

Sal


"Por el mar, que es un desierto resplandeciente y una cifra de cosas que no sabemos..." 
                                        JLB

jueves, 13 de enero de 2011

Nomeolvides

Yo estaba con un rictus, cuando senti deslizarse algo de uno de mis pechos. Y era un nomeolvides celeste, diminuto, que salió de adentro.Lo atrapé y se lo di. Él vaciló como si se tratara de un bombon chiquitito o una mosca de ala azulada. Pero al fin, lo comió. Y pidió otro.

Texto de compañía

Marosa di Giorgio

miércoles, 12 de enero de 2011

El fracaso es una especie de muerte



No sé si a ustedes les agrada el tema del fracaso, 
pero aquí se trata de eso;
que un día lejano perdí la fe en encontrar alguna certeza
y esto no me hace llorar ni siquiera cuando estoy borracho.

Ahora me mantiene vivo cierta curiosidad de ver cómo 
me pudro.

Dario Jaramillo Agudelo 

martes, 11 de enero de 2011

Entre la piel y el papel


(…) ¿cómo hacer para escribir si no es sobre lo que no se sabe, o lo que se sabe mal? Es acerca de esto, necesariamente, que imaginamos tener algo que decir. Sólo escribimos en la extremidad de nuestro saber y nuestra ignorancia, y que hace pasar el uno dentro de la otra. Sólo así nos decidimos a escribir. Colmar la ignorancia es postergar la escritura hasta mañana, o más bien volverla imposible. Tal vez la escritura mantenga con el silencio una relación mucho más amenazante que la que se dice mantiene con la muerte. (…)

Gilles Deleuze, Diferencia y Repetición, (PUF, 1968) Amorrortu, Buenos Aires 2002 p. 18

martes, 4 de enero de 2011

Alheña & Azúmbar




Cuando mi negra se desnuda queda completamente desnuda,
No como las blancas que aunque se desnuden 
siempre tienen algo que las cubre, aunque sea un concepto. 
Mi negra no tiene conceptos, ella nació y se crió desnuda, 
y por lo tanto no se puede vestir completamente 
porque mientras más se viste más desnuda queda.

Jaime Jaramillo Escobar
Fragmento de Alheña & Azúmbar 
Poemas de tierra caliente
1985

lunes, 3 de enero de 2011



Serú Girán - Seminare 
Las letras cumplen a veces la función de escondite, construyen un fuerte en el que puedo entrar y salir sin ser vista, cortan el sonido, amanecen el anochecer. Generalmente las uso como armas, las letras y las palabras me defienden o me libran, o me esconden. 
Aunque también hay ocasiones en las que salen como vómito, liberando la pesadez del alma o de la cabeza, ¿qué se yo? -tampoco me interesa- y se van, y me sueltan. Creo que es porque quizás el escondite que armo con ellas me va quedando chico, y me voy ahogando, me voy llenando de letras y de palabras, ¡qué miedo! creo que a veces también me lleno de certezas, ¡yo!. Yo que estoy hecha para el vacío. 

Los falsos placeres


En Cool memories, Jean Baudrillard exalta, como pienso tendrían que hacerlo muchos hombres, el hecho de que una mujer simule un orgasmo. En realidad nadie sabe qué cosa es un orgasmo excepto quien lo siente, o también los científicos que van de un lado a otro con su cinta métrica midiéndolo todo sin ningún pudor. Pero lo que hace Baudrillard es alentador porque destaca la actuación femenina en el teatro de la cama. ¿Quién reconoce a ese grado el esfuerzo histriónico de tantas mujeres anónimas? No sólo se entregan (la verdad es que ninguna mujer se entrega totalmente) a hombres torpes o anodinos, sino que además les ofrecen actuaciones espléndidas que suponen en ellas un talento nato. Simular el placer es un acto de cortesía casi tan generoso como donar órganos o quitarse el pan de la boca para ofrecérselo a un hambriento.
Por el contrario, tener un orgasmo real no guarda ninguna virtud ya que representa justamente lo esperado: es el resultado de una suma. No descubro ningún misterio en entrar a un restaurante, ordenar a la mesera una ensalada, esperar una ensalada y descubrir que al cabo de unos minutos aparece sobre mi mesa una ensalada. Lo extraordinario sería que en vez de ensalada apareciera de pronto una sopa de médula o un plato con insectos torturados. Entonces sí que la vida podría comenzar a ser interesante, un plato de insectos puede ser el principio de una dicha invaluable. Pienso que el placer no contiene en sí misterio o virtud, pero el simular placer, como toda buena actuación, linda con el arte, es decir con el estar sin estar. Todas las mujeres son artistas porque cuentan con el don de la desaparición, se escapan a voluntad y se vuelven núcleo, ensimismamiento, origen. No concibo un acto más sublime que el de estar sin estar pues, bien mirado, simular placer es lo más parecido a tenerlo.
Parece tan difícil encontrar el amor de tu vida cuando en realidad tienes muchas vidas, dice Baudrillard en sus breves memorias. Y este es nada menos que el lado contrario a la cara femenina de la moneda. No se puede tener un amor único porque dentro de cada uno de nosotros habitan varias personas con gustos o vidas diferentes e incluso opuestas. Simular que uno ha encontrado al amor de su vida es tan generoso, cortés e inteligente como simular un orgasmo ya que en ambos casos se actúa tratando de ofrecer un poco de verdad al otro. Y uno desaparece mientras ofrece ese poco de verdad, se concentra en sí mismo y se convierte en una especie de oquedad estelar. El constante escapismo que muestran estos actores (la que simula orgasmos y el enamorado fiel) en el drama humano es, en esencia, el semblante del vivir.
Yo sé que sonará a una tontería pero debemos tomar en cuenta que tener placer es en realidad y en última instancia no tenerlo. Vladimir Nabokov, en sus Habla memoria se pregunta como “combatir la absoluta degradación, el ridículo y el horror de haber llegado a tener una sensación y un pensamiento infinitos en el seno de una existencia finita”. Nosotros, hombres de carne y hueso, bultos jadeantes que apenas viviremos unas cuantas décadas, ¿qué derecho tenemos a hablar del infinito? Y, sin embargo, lo hacemos y nos conmovemos cuando hablamos de asuntos como el amor eterno o el placer intemporal. Y las palabras del autor de Lolita me remiten en seguida a la idea del deseo que no puede ser colmado porque en su insatisfacción radica su poder. Por eso es inteligente una mujer que simula tener placer. Ella sabe que simular es la única manera de obtenerlo, de invocar el infinito desde un cuerpo finito. Ahora bien: ¿cómo saber que una mujer simula placer? Es muy sencillo: ¡debemos darlo por sentado! Hay que ser muy vanidoso para considerar que uno puede causar placer, hay que ser un imbécil. Ella simula porque es inteligente, y hay que aceptarlo como lo hace Baudrillard en Cool memories pensando, seguramente, en las italianas.

Manga por hombro


Sancionar la inocencia del culpable,
desaprender el código aprendido,
quitarle la razón al razonable,
dormir con la mujer de su marido.
Almacenar sustancias inflamables,
cultivar el silencio y el ruido,
pintar de azul los días laborables,
exhumar las memorias del olvido.
Hacerle carantoñas a la suerte,
subir de tres en tres las escaleras,
repoblar con sirenas los pantanos.
Matar al cristo de la mala muerte,
bailar alrededor de las hogueras,
manga por hombro, como los gitanos. 

domingo, 2 de enero de 2011




Pero las oportunidades perdidas forman parte de la vida igual que las oportunidades aprovechadas, y una historia no puede detenerse en lo que pudo haber sido.
Paul Auster, “Fantasmas” en Trilogía de Nueva York