martes, 3 de mayo de 2011



Debería estar leyendo. Luego de un día de tráfico, caminatas, taxistas burdos y lloviznas suaves, debería estar leyendo. Podría leer, podría ser una alumna ejemplar y terminar mis deberes. No perder el tiempo, sólo leer. Podría estar leyendo, pero no puedo. Para leer uno tiene que tener cierta concentración y concentración no tengo. Tengo una idea, una idea burda encerrada en el cráneo. ¿Se considera eso concentración? La idea no sale y cualquier cosa que piense me devuelve a ella. Tengo un poco de miedo, la idea gira tanto que ya me siento mareada. Puede que el vómito de la cabeza sean las lágrimas. ¡Cuidado, voy a vomitar! 

La idea no se quiere dejar moldear, se quita las palabras con que la visto y la organizo. Soy una idea desnuda merodeando dentro de mi. La idea tiene que ver con cómo me percibo, con las cosas que odio, con el mundo en que vivo. A ratos la siento en el oído y no sé si es un grito lejano o un susurro. La idea no me mira pero... ¿saben cómo se siente comunicarse únicamente por miradas? Así nos comunicamos mi idea y yo, aunque yo no me comunico con ella: Yo soy nada más un medio.   

La idea tiene que ver con el vacío y poniendo la cosa así, voy a guardar silencio para dejarme moldear por mi idea. 

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